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He dormido en el hotel más fitness de la Tierra: así ha sido la experiencia

Había algo en alojarme en el hotel Equinox que me hacía querer ser mejor persona.

Es difícil no sentirse inspirado por este hotel de lujo, que en 2019 fue considerado el «hotel más fitness de la Tierra» por The Wall Street Journal. Su filosofía centrada en el bienestar y los servicios que lo acompañan (como clases privadas de fitness, un enorme gimnasio con vistas a la ciudad y suites diseñadas para mejorar el sueño) son aptos para impresionar incluso a los atletas más asiduos.

Desde sus tratamientos de spa de alto nivel hasta sus clases de pilates personalizadas, esto es lo que convierte al Equinox en un destino para los aficionados al bienestar.

Los tratamientos de spa son de otro mundo.

Durante mi estancia en el hotel Equinox, pude probar algunos de sus tratamientos de spa de última generación, incluidos algunos que parecían sacados directamente de una película de ciencia ficción.

El primero que probé fue el MLX i3Dome, que, según la web de su fabricante, está diseñado para ayudar a la recuperación muscular tras el ejercicio físico. Para este tratamiento, me tumbé en una camilla y me cubrieron con una «cúpula» calefactada, que me hizo sentir como si me metiera en un traje espacial convertido en sauna. Según Equinox, la camilla utiliza rayos infrarrojos de gran alcance, plasma y luz para «desintoxicar» el cuerpo y reducir la inflamación y el dolor.

También probé la Wave Table del spa, que utiliza sonido y vibraciones para ayudar al descanso y la recuperación. Se calcula que 30 minutos en la mesa simulan tres horas de sueño y, aunque no me dormí mientras la usaba, fue un respiro del ajetreo y el bullicio de mi vida diaria.

Cuando llega la hora de dormir, las suites están diseñadas para adormecerte profundamente.

Las habitaciones tienen una característica que Equinox denomina «Oscuridad. Silencio. Cool», que apaga la habitación a la hora de dormir. Esta función, que atenúa automáticamente las luces y baja la temperatura, crea un «entorno óptimo para dormir», según indica la web del hotel.

Para tratarse de un hotel de Manhattan, mi suite era extraordinariamente silenciosa y no dejaba oír el ruido de la ciudad.

El precio por noche de las habitaciones ronda los 900 dólares (836 euros); Business Insider pagó una tarifa de prensa de 495 dólares (460 euros) por una noche.

Las clases de fitness personalizadas —en mi caso, una sesión privada de pilates— mantienen a los huéspedes en movimiento, incluso durante las vacaciones.

Durante mi estancia, probé pilates por primera vez. Me asignaron un entrenador personal, que me dirigió durante una clase privada con ajustes prácticos y sugerencias técnicas.

No llegué a utilizar el gimnasio del hotel, que es un espacio enorme con vistas a la ciudad, pero mi clase de pilates fue una forma estupenda de mantenerme ocupada, incluso en unas mini «vacaciones».

¿Necesitas tiempo para recuperarte? Las habitaciones están equipadas con aparatos de gimnasia, como colchonetas de yoga y rodillos de espuma.

A diferencia de cualquier otro hotel en el que me haya alojado, las habitaciones del Equinox están repletas de equipos de fitness, incluyendo una esterilla de yoga, bloques y un rodillo de espuma.

Para los huéspedes que utilizan el gimnasio o las clases de ejercicio de la propiedad, tener estas herramientas de recuperación es un salvavidas.

Incluso los armarios de las habitaciones están llenos de artículos de bienestar.

Nunca había visto un minibar de hotel como este. Mi suite estaba repleta de artículos de bienestar como tés, aceite de CBD, sueros para la piel y otros tónicos relacionados con la salud de los que nunca había oído hablar.

Estos productos no eran de cortesía, y no terminé usando ninguno de ellos, pero pensé que eran un buen toque. Me imagino a los huéspedes utilizando estos productos como parte de una estancia de bienestar holístico.

Tras una sola noche, me animé a tomarme más en serio mi salud y mi bienestar.

Trato de mantenerme activa en mi vida diaria, pero, como le ocurre a innumerables personas, mi salud mental y física a veces puede quedar relegada a un segundo plano por, en definitiva, el día a día.

Al alojarme en el hotel Equinox, aunque solo fuera durante una noche, pude hacerme una idea de cómo sería la vida si me dedicara por entero a convertirme en la mejor versión de mí misma.

Y aunque en la vida diaria no sea realista empezar el día con una clase privada de pilates o un tratamiento de spa con infrarrojos, fue un buen recordatorio para intentar, al menos, dar prioridad a mi salud.

Andrea Gómez Bobillo