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La intrahistoria del MareNostrum 5, el gran supercomputador español

Es evidente que es un hombre ocupado. Cuando, en el marco del Tech Barcelona Spirit, una convención anual que congrega en la ciudad condal a lo más granado del mundo del emprendimiento, Mateo Valero, director del Barcelona Supercomputing Center (BSC), se sienta a hablar con Business Insider España, su móvil suena de cuando en cuando reclamando su atención.

No es para menos. Faltan apenas unos días para que llegue el 21 de diciembre, una fecha que el BSC hace tiempo que ha marcado en rojo en el calendario.

Se trata de la presentación en sociedad del MareNostrum 5, un supercomputador que ocupa unos 850 metros cuadrados y que ha supuesto la inversión más onerosa de Europa en infreaestructura científica en España. Nada más y nada menos que 202 millones de euros lo contemplan.

De estos, 151,4 millones de euros se corresponden con la adquisición de la propia máquina, financiada conjuntamente por la Empresa Común Europea de Computación de Altas Prestaciones a través del mecanismo Conecting Europe de la UE y del programa de investigación e innovación Horizonte 2020. En el programa han participado España a través del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y la Generalitat de Catalunya, Turquía y Portugal.

Dinero e instituciones implicadas más que suficientes como para que cualquiera se hubiera obsesionado con emprender el proyecto tratando de dar los titulares más llamativos. No es el caso de Valero, que lleva implicado en todo tipo de proyectos tecnológicos desde hace más de 40 años y que sabe que la buena prensa, sin buena materia prima que la respalde, es pan para hoy y hambre para mañana.

Comienza con una confesión: «Vamos a inaugurar dos máquinas [del MareNostrum 5] que van a ser la número ocho y la número 19 del mundo. Podríamos haber sido entre terceros y cuartos, pero los rankings no son lo que más nos interesa. Para nosotros, la prioridad es dar un buen servicio ahora y en el futuro«.

Pero, ¿qué significa para el BSC y para sus monstruosos supercomputadores exactamente dar un buen servicio?

«Hay quien dice que lo que hacemos nosotros lo podrían hacer Google o Amazon. Puede ser, pero quien dice eso yo creo que no es español. No podemos depender de la tecnología de fuera, no podemos renunciar a formar a la gente, a crear riqueza. Además, hablamos de empresas buitre que finalmente ofrecen servicios más caros», resume Valero.

Para el director del BSC, el éxito de proyectos como el MareNostrum 5, que finalmente ha visto la luz este 21 de diciembre, son una cuestión de soberanía, de economía, pues finalmente resultan más baratos que externalizar la investigación, y de ética en el manejo de datos.

Lo resume con una imagen: «Yo soy de Aragón. Nunca vi que ningún pastor pusiera a los lobos a cuidar de las ovejas».

«Mi obsesión es que el MareNostrum 6 lleve chips españoles»: así se construye un superordenador

Aclarado el objetivo, se impone una segunda pregunta: ¿cómo se monta un monstruo como el MareNostrum 5?

«En cuanto a infraestructura, desde luego es una criatura que necesita mucho espacio y energía. Por ejemplo, tenemos varios transformadores de 10 megavatios», comienza explicando Valero, que cuenta que el siguiente paso es pensar en los componentes.

«Esto no es como cuando te dan un dinero para ir al Corte Inglés para que compres lo más barato. El MareNostrum 5 se ha construido pensando en que el centro tiene que ser multifuncional porque tenemos a gente trabajando de más de 30 carreras distintas. Más allá de esto, tenemos que apostar por la tecnología europea».

Tanto es así que el director del BSC, que hace un par de años ya que piensa en cómo quiere que sea el MareNostrum 6, adelanta su máximo anhelo: «Quiero que lleve sobre todo chips españoles«.

Hasta que ese momento llegue, por ahora el BSC se tiene que conformar muchas veces con comprar fuera lo que todavía no se fabrica dentro. Todo, para fabricar una inmensa máquina que sirva a las 960 personas que trabajan actualmente en el centro.

De ellas, solo el 10% se corresponde con el propio BSC, pues el resto lo conforman grupos de investigación que, de forma gratuita, pueden acceder a la máquina para avanzar en sus investigaciones.

En un vistazo rápido, estos se dividen entre los departamentos de Computer Science, que se dedica al diseño de hardware y software, ciencias de la Tierra, que tratan todo lo relacionado con el medioambiente, ciencias de la vida, que llevan al límite el conocimiento en lo relacionado con la salud, e ingeniería.

«Los ingenieros hacen auténticas virguerías. Hace unos años, ahorramos a Repsol un buen dinero porque les orientamos acerca de dónde tenían que empezar a extraer en el golfo de México. Cada acierto son cientos de millones».

Gemelos digitales de humanos y del planeta Tierra: para esto sirve un superordenador

Pero no solo de petróleo vive la supercomputación. Para Valero, muchos de los proyectos más ilusionantes que está llevando a cabo el BSC tienen que ver con lo que se conoce en ciencia como la creación de gemelos digitales, es decir, la recreación de escenarios que sirven de espacio para la simulación.

Aplicados a la salud a través de gemelos digitales de los seres humanos como al planeta Tierra a través de la recreación de las condiciones en las que vivimos, estos sirven para hacer predicciones con una precisión nunca vista hasta el momento.

Así, por ejemplo, en uno de sus últimos estudios, el BSC pudo hacer una evaluación de cuántos hospitales y bibliotecas hay repartidas por la ciudad para saber si Barcelona responde al modelo de ciudad de 15 minutos, es decir, si todos los habitantes de su área urbana tienen sus servicios básicos cubiertos sin necesidad de caminar más de un cuarto de hora.

Pero la ciencia de los gemelos digitales irá muchos más allá.

En cuestiones medioambientales, por ejemplo, los datos de los satélites permitirán hacer una previsión mucho más precisa del tiempo o de los efectos que tendrá en las condiciones de vida la emisión de gases de efecto invernadero, por ejemplo.

«Antes cada punto de referencia estaban a 100 kilómetros unos de otros. Eso es un área de 10.000 kilómetros. En un desierto, todavía, pero por ejemplo en Barcelona, se nota mucho qué zonas están cerca de la montaña y cuáles no. Con el nuevo superordenador, los puntos de medición podrán estar a solo un kilómetro unos de otros», explica el director del BSC.

No se tratará solo de una cuestión de cantidad, sino también de calidad: «Además, al tener más potencia puedes meter muchos más ingredientes físicos, más variables«.

Así, los gemelos digitales permitirán, por ejemplo, teorizar sobre nuevos materiales o crear un gemelo digital de todos y cada uno de los seres humanos que contribuya a la ciencia universal, al tiempo que la propia ciencia le da información sobre lo que le puede pasar, por ejemplo, si fuma durante una determinada cantidad de años.

Para ello, el BSC cuenta ya por ejemplo con 20 petabytes de datos sobre cómo influyen los genes en el desarrollo de ciertos tipos de cáncer. «Cuanto más potencia de cálculo tienes, más combinaciones, más asociaciones puedes hacer. Procesadores conectados a muy alta velocidad a través de las técnicas de inteligencia que ya tenemos nos hacen soñar».

Valero concluye con una comparación: «Yo siempre pongo de ejemplo a mi paisano, Santiago Ramón y Cajal. Si no se hubiera gastado el dinero en tener microscopios como los que tenían los alemanes, su cabeza no hubiese funcionado igual. A base de resolver problemas, los superordenadores van a acelerar todas nuestras teorías».

David Vázquez