Portada 

Las casas encantadas son buenas para tu salud

Aunque son más típicas de Halloween, algunas atracciones de casas encantadas están disponibles todo el año. Hay personas que las disfrutan muchísimo. Incluso sienten cierta sensación de placer y bienestar a través del miedo que les causan. ¿Pero y si también fuesen buenas para la salud?

Puede parecer extraño, sobre todo si tenemos en cuenta que algunas atracciones de casas encantadas requieren que los visitantes firmen el consentimiento en el que aseguran que no tienen enfermedades cardíacas. No obstante, para personas sanas, sí que podría ser saludable.

Es la conclusión de un estudio reciente en el que se analiza cómo afectan las visitas a casas encantadas al sistema inmunitario. Sobre todo, los autores de esta investigación, procedentes de la Universidad Aarhus, en Dinamarca, se han centrado en los marcadores inflamatorios. Pero veamos qué quiere decir todo eso.

Las dos caras de la inflamación

Cuando nuestro sistema inmunitario ataca a cualquier amenaza, no se sintetizan únicamente anticuerpos y se movilizan células que se dirigen al lugar del ataque. También se producen algunas sustancias que no solo son dañinas para el agente causante de la respuesta defensiva. Igualmente, causan daños en nuestro propio organismo. Todo esto causa síntomas como dolor, hinchazón y enrojecimiento, si es que la respuesta ha sido localizada en una zona concreta. Todo eso es lo que se conoce como inflamación y no deja de ser un daño colateral necesario. Si visualizamos al sistema inmunitario como el ejército que acude al ataque de nuestros agresores, la inflamación es el campo pisoteado por los caballos.

El problema es que a veces, sin que haya ninguna infección ni agente dañino, la inflamación se mantiene. Los caballos siguen pisoteando el terreno. Esto puede producirse por algunas enfermedades o por malos hábitos, como el tabaquismo, el consumo de alcohol o las dietas ricas en grasas y azúcar. A la larga, pueden producirse enfermedades como el cáncer.

Por eso, es importante controlar la inflamación. Y es aquí donde, aunque parezca extraño, entran en juego las casas encantadas.

¿Qué pueden hacer las casas encantadas por nosotros?

Es bien sabido que el miedo controlado puede producir una sensación de bienestar. Se define como miedo controlado al miedo que sentimos ante una situación que sabemos que no es real. Es aplicable a casas encantadas, películas de terror o cualquier otro estímulo similar. Lógicamente, ese miedo no es el mismo que se siente si estamos solos en casa y oímos a alguien andando por el pasillo en mitad de la noche.

Tanto con un tipo de miedo como con el otro, nuestro cerebro pone en marcha el sistema de lucha o huida. Este es el mismo que está detrás de los síntomas de ansiedad y consiste en una serie de cambios fisiológicos que preparan nuestro cuerpo para huir de una amenaza o enfrentarse a ella. Es evolutivamente beneficioso, pero puede desgastar cuando se produce sin necesidad, como ocurre con la ansiedad.

En el caso del miedo, cuando sabemos que el estímulo que nos genera esas sensaciones no es real y que estamos a salvo, puede producirse una curiosa sensación de bienestar, sobre todo después de su resolución. Se debe a que se generan adrenalina y endorfinas causantes de una sensación de placer y subidón.

Hasta aquí todo bien. ¿Pero qué beneficios podría tener eso para la salud? Los autores del estudio se hicieron esta pregunta después de conocer otro estudio con ratones, en el que se vio que la respuesta de lucha o huida producía cambios en el sistema inmunitario. ¿Ocurriría lo mismo con los humanos que visitan casas encantadas?

Se acercaba Halloween y era el momento idóneo para saberlo. Solo tuvieron que ponerse en contacto con una empresa que organiza atracciones de casas encantadas en una fábrica abandonada. Se buscó a personas voluntarias entre aquellas que habían comprado la entrada y se descartó a las que estuviesen pasando una infección, ya que eso sí justificaría la inflamación. También se descartó a las embarazadas y a personas que estuviesen tomando antiinflamatorios, pues se podrían enmascarar los resultados.

Hecho esto, se les tomaron muestras de sangre justo antes y tres días después de entrar a la casa encantada durante 50 minutos. Al analizar los resultados, encontraron algo fascinante.

Miedo contra la inflamación

En el 80% de los participantes, los marcadores de inflamación disminuyeron notablemente después de la visita a la casa encantada. Hubo dos grupos de voluntarios. Uno en el que mostraban signos de inflamación moderada y otros que no mostraban prácticamente inflamación. En ambos casos, los marcadores disminuyeron, pero en el grupo que tenía algo de inflamación hubo células del sistema inmunitario que se mantuvieron para seguir manteniendo cualquier pequeña agresión que hubiese podido desencadenar el proceso inflamatorio.

En definitiva, parece ser que pasar miedo controlado, ya sea con casas encantadas o de otra manera, reduce la inflamación cuando esta no es necesaria. Recordemos que a veces sí que hace falta que los caballos pisoteen un poco el terreno, pero hay que saber cuándo pararlos y eso es lo que hacen las casas encantadas.

Es cierto que este estudio tiene limitaciones. En un grupo de voluntarios había 22 personas y en otro 91. Son grupos heterogéneos y pequeños. Sería interesante repetirlo con un mejor diseño y más personas participantes. Pero, de momento, parece que los amantes del terror y las casas encantadas tienen otra excusa para darse un paseo por ellas.

Azucena Martín

Entradas relacionadas