¿Prefieres pasar la noche en un hotel de lujo o en un barril de vino convertido en una pequeña casa?
El año pasado, cuando estuve en Suiza, elegí esta última opción gracias a Airbnb.
Recuerdo la primera vez que descubrí esta plataforma de reservas. Estaba en la universidad. Como a muchos de mis compañeros, me picaba el gusanillo de viajar, pero apenas tenía dinero para ir a ningún sitio.
Durante las vacaciones de invierno de mi primer año, tres amigos y yo queríamos ir a Colorado. Así que reservamos un apartamento en Boulder (Colorado, Estados Unidos) que encontramos en Airbnb. Nos costó 350 dólares por cuatro noches, que repartimos entre los cuatro.
Reservamos el apartamento en Airbnb para ahorrar dinero, pero una vez allí pensé: «Esto mola mucho más que un hotel«.
A diferencia de un hotel, el apartamento me hizo sentir más inmersa en Boulder. Cocinamos en la casa, pasamos las noches en el porche y disfrutamos de las comodidades de un lugar que parecía habitado. No me importaba que los escalones crujieran o que tuviera que hacerme la cama.
Estar en una casa me ayudó a sentirme más como en mi propia casa.
Casi una década después, sigo prefiriendo los atractivos únicos de los alojamientos de Airbnb a las comodidades de los hoteles.
Trabajo como periodista de viajes y me he alojado en hoteles de lujo de todo el mundo, desde la mansión Versace de Miami hasta el Bulgari de Milán. He disfrutado de los placeres del servicio de habitaciones, los albornoces de felpa y los menús de almohadas. Pero ninguna de estas experiencias de alto nivel ha sido tan memorable como los airbnbs en los que me he alojado.
Mi parte favorita de Airbnb es la gran variedad de lugares únicos para reservar en todo el mundo
Me he alojado en casas diminutas, tiendas de campaña y acogedoras cabañas. Una vez me alojé en una cúpula geodésica en los bosques de Ontario, Canadá. En otra ocasión, en Miami, dormí en una torre de salvamento con vistas a los Everglades de Florida.
Sin embargo, mi estancia más memorable fue en Roma, cuando reservé dos noches en una escultura de arte habitable hecha con restos de madera, baldosas rotas y ventanas de coche recicladas.
Hoy en día, sigo alojándome en hoteles a veces, pero solo cuando he rastreado el lugar en Airbnb sin encontrar una estancia única que me entusiasme.
Los hoteles me ofrecen un lugar cómodo para dormir durante mis viajes, mientras que los airbnbs me proporcionan otra nueva aventura. Y prefiero lo segundo.
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