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¿Qué hacer si el calor del verano afecta tu salud mental?

El verano puede alterar nuestras emociones y afectar en gran medida nuestra salud psicológica. Te contamos por qué ocurre y qué puedes hacer al respecto.

El verano es para muchas personas la época más feliz y deseada del año. El aumento de las horas de luz, las temperaturas cálidas y el mayor tiempo libre son, para algunos, un acicate que les permite disfrutar del ocio al aire libre y del tiempo compartido con sus seres queridos. Sin embargo, para otros, estas condiciones climáticas hacen de la temporada estival un auténtico calvario.

Como ya sabemos, hay varias repercusiones que estas temperaturas elevadas pueden tener en la salud física. La deshidratación, insolación o quemaduras son una muestra de ello. Pero, ¿sabías que también puede influenciar nuestras emociones y estado de ánimo? Así es, y esto lleva a que esos tórridos momentos también repercutan en tus estados psicológicos.

Para saber cómo afrontar estas situaciones, en este artículo te contamos cuáles son los motivos por los que el verano afecta tu salud mental y algunas estrategias para que no le permitas sofocarte.

¿Por qué el calor del verano afecta a tu salud mental?

Hoy día sabemos que el calor excesivo afecta al cerebro, causando, entre otros efectos, falta de claridad mental y problemas atencionales.

Es más, los efectos del calor del verano en la salud mental han sido reconocidos a nivel científico. Según indica un artículo publicado por Environment international, el aumento de tan solo 1 ºC en la temperatura se asocia con un incremento del 2,2 % en la mortalidad relacionada con la salud mental y del 0,9 % en la morbilidad relacionada con esta misma.

Además, es importante que tengas en cuenta que las temperaturas veraniegas pueden causar alteraciones emocionales tanto en quienes padecen algún trastorno de salud mental como en personas sanas. Esto se debe a diversos motivos y se manifiesta a través de síntomas como los que te describimos a continuación.

Irritabilidad

Todos alguna vez nos hemos sentido incomodos en entornos calurosos y sofocantes, mostrándonos impacientes y menos tolerantes con los demás. Y esto se debe al sobreesfuerzo que experimenta el organismo en esos momentos para regularse.

En un intento de lograr refrescarse, el cuerpo dirige más la sangre hacia la superficie de la piel, causando una falta de oxigenación en las regiones cerebrales encargadas de controlar los impulsos. Así, somos más propensos a la ira, sentimos frustración y tenemos una actitud más beligerante y menos racional.

Además, según sugiere una tesis de maestría de la Universidad de San Francisco, las temperaturas por encima de los 20 °C generan reacciones adversas en el comportamiento de las personas, lo que conduce a un aumento de situaciones violentas y agresivas.

Incremento de ansiedad y depresión

Durante las olas de calor o períodos similares se elevan las admisiones hospitalarias referentes a salud mental y el riesgo de suicidios y autolesiones. Además, las altas temperaturas prolongadas aumentan la angustia psicológica, afectan al estado de ánimo y hacen que incrementen las hospitalizaciones por demencia, debido a que favorecen la disfunción neurológica.

Dificultad para un correcto descanso

El sofocante calor del verano también afecta tu salud mental al impedir que tengas un descanso suficiente y de calidad. Y es que la alta temperatura genera problemas para conciliar el sueño, así como despertares frecuentes y un descanso fragmentado.

Se ha comprobado que los problemas de descanso están asociados a la mayoría de condiciones de salud mental. Por lo mismo, esto puede explicar por qué durante el verano se exacerban los síntomas psicológicos y dichas condiciones.

En este sentido, una revisión publicada por International Journal of Environmental Research and Public Health detalla que la interrupción del sueño por calor hace a los pacientes de salud mental más vulnerables.

Perjuicio de relaciones interpersonales

No podemos olvidar el componente psicosocial, ya que nuestras relaciones con los demás tienen una gran influencia en nuestro bienestar y salud mental. Pero, ¿qué tiene esto que ver con el verano?

Pues bien, un estudio compartido en European Journal of Social Psychology encontró que las altas temperaturas hacen que experimentemos menos emociones positivas y que estemos menos dispuestos a ayudar a los demás.

Si a eso le sumamos la irritabilidad, la menor tolerancia y la disminución de conductas prosociales, es posible que nuestras interacciones con otros sean mucho menos satisfactorias en estas condiciones climáticas. Y, por ende, que nos sintamos peor.

¿Qué hacer si el calor del verano afecta a tu salud mental?

Como ves, son varios los factores por los que las altas temperaturas alteran a tu cerebro. Sin embargo, es posible implementar algunas medidas para reducir estos efectos. Te las compartimos a continuación.

Combate las altas temperaturas

Este primer consejo es evidente y difícil de llevar a cabo, pero es importante. En la medida de lo posible, procura mantenerte fresco para ayudar a tu organismo a regularse. Esto puede incluir permanecer en espacios cubiertos en las horas de más calor, utilizar prendas de ropa frescas y adecuadas y, sobre todo, hidratarte de manera correcta.

Procúrate un buen descanso

Dormir bien puede marcar la diferencia en tu estado anímico y rendimiento cognitivo durante el día. Por ello, en caso de ser necesario, adopta las medidas de una buena higiene del sueño. De igual manera, puedes recurrir a otras prácticas beneficiosas como las siguientes:

  • Cenar ligero y no justo antes de ir a dormir.
  • Conseguir un deshumidificador. El calor húmedo es negativo a la hora de conciliar el sueño.
  • Darte una ducha de agua templada (no fría). Esto ayudará a tu cuerpo a perder calor de forma más rápida.
  • Utiliza textiles apropiados tanto en la ropa de cama como en el pijama. Las telas frescas y de materiales naturales son las más adecuadas.
  • Ventilar la casa y, sobre todo, el dormitorio por las noches. Aprovecha cuando las temperaturas dan una tregua para hacer más confortable el espacio en el que descansas.

Trata de relajarte

Ante las altas temperaturas el organismo se activa y esto genera sensaciones incómodas e irritantes. Por lo mismo, realizar alguna práctica que te ayude a relajarte y disminuir la excitación puede ser demasiado provechoso. Aprender a respirar de forma pausada, profunda y diafragmática es una de las formas más sencillas de lograrlo.

Vence la pereza

Las olas de calor suelen causar fatiga y apatía, y hacen que lo que más nos apetezca sea dormitar o permanecer en casa sin movernos demasiado. Sin embargo, por el bien de tu salud mental es importante que venzas la pereza y te involucres en actividades apetecibles y agradables, así como que compartas tiempo con otras personas.

Por ejemplo, siempre que te sea posible y en horas de poco calor, puedes encontrar una ocasión ideal para acercarte a la naturaleza y cumplir con estos propósitos.

Mantén una rutina

Trata de mantener un cierto orden en tu día a día. Es cierto que durante el verano relajamos los horarios, aumentamos el tiempo de ocio y permanecemos fuera de casa hasta más tarde. Sin embargo, mantener una cierta rutina, con horarios regulares para dormir o realizar las comidas principales, puede ayudarte a cuidar de tu salud psicológica.

Haz del verano tu mejor amigo

En resumen, las elevadas temperaturas estivales plantean un desafío para todos, pero, en especial, para quienes ya sufren alguna condición de salud mental. La irritabilidad, la desmotivación o la angustia pueden apoderarse de nosotros en ciertos momentos. No obstante, es posible actuar de forma activa para mitigar estos efectos.

El secreto está en no olvidar que, si cumplimos ciertas claves, el verano también puede suponer un momento de desconexión mental, descanso y relajación que resulta bastante beneficioso tras un año de duro trabajo. Por tanto, trata siempre de cuidar de ti y de tus espacios para poder disfrutar de esos meses calurosos cuanto sea posible.

Elena Sanz.