Adoptar conductas saludables es clave para mejorar la calidad de vida y evitar enfermedades. Por ello los organismos de salud animan a seguir un estilo de vida saludable.
Para garantizarlo normalmente se recomienda comer muchas frutas y verduras,además de reducir la ingesta de grasas, azúcar y sal. Controlar el sobrepeso y hacer ejercicio son otras pautas frecuentes.
En este sentido, mucho se ha avanzado en definir y entender qué es un estilo de vida saludable que ayude a las personas a tener vidas más largas libres de enfermedad.
«Los primeros estudios para medir esa relación de manera estandarizada se enfocaron en tres parámetros: el seguimiento de la alimentación mediterránea, el número de años practicando el hábito de fumar y el índice de masa corporal», matiza José Miguel Soriano del Castillo, catedrático de Nutrición y Bromatología del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universitat de València.
Ahora sabemos que esto incluye mucho más. Por ejemplo, las recomendaciones de la Organización Mundual de la Salud (OMS) en este ámbito incluyen más de 12 pautas solo en lo relativo a la alimentación.
«Después, a lo largo de este siglo, los expertos han trabajado con múltiples índices», añade el especialista en un artículo en The Conversation.
El índice de estilo de vida saludable
De entre todos ellos, uno de los índices más estudiados y avalados es el conocido como índice de estilo de vida saludable, lo que en inglés se conoce como Healthy Lifestyle Index.
Se estableció a partir de siete dimensiones del estilo de vida, incluida la actividad física en el tiempo libre (AFTL), la dieta, el IMC, el tabaquismo, el consumo de alcohol, la calidad del sueño y el estado mental (ansiedad y depresión).
Como permite saber el profesor Soriano del Castillo, el pasado mes de julio, y basándose en la Investigación Prospectiva Europea sobre Cáncer y Nutrición (EPIC, por sus siglas en inglés), la OMS emitió un documento en el que afirma que el índice de estilo de vida saludable es capaz de medir el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, cáncer y mortalidad prematura.
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En el estudio, aclara «se afirma su utilidad tanto en su forma estándar, dando igual peso a cada componente del estilo de vida, como específica. En este último caso, la relevancia de cada ítem se ajusta según su relación con una situación médica particular, como diabetes, enfermedad cardiovascular o cáncer. De ese modo, el índice es más personalizado y puede ofrecer una evaluación más precisa para cada tipo de dolencia».
Se valoran los siguientes parámetros:
- Tabaquismo: la persona evaluada nunca ha fumado, es exfumadora o fuma actualmente.
- Ingesta de alcohol: cantidad diaria consumida.
- Actividad física: nivel activo, moderadamente activo o inactivo.
- Índice de masa corporal
- Alimentación: puntuación basada en la adherencia a la dieta mediterránea.
- Calidad del sueño: considerada como un factor importante para evaluar la relación entre el estilo de vida y los resultados de salud.
Los resultados reflejaron que obtener valores altos en este índice, es decir cuanto más saludables fueran cada uno de ellos, está asociado con un menor riesgo de diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares, cáncer y mortalidad prematura.
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