Reparar las heridas de la infancia no es un camino fácil ni lineal. Sin embargo, cultivando una mayor autoconfianza y revalorizando la soledad, se pueden lograr avances significativos en este proceso de sanación.
Superar la herida del abandono es como emprender un viaje de autodescubrimiento. No hay una fórmula mágica, pero la posibilidad de sanación es real. Es un proceso que implica aceptar tus emociones, desafiar creencias limitantes y romper con patrones disfuncionales.
Durante esta lectura, exploraremos el origen de esta experiencia emocional, identificaremos señales para detectarla y ofreceremos recomendaciones psicológicas para evitar que provoque estragos en la vida adulta.
¿Qué es la herida del abandono?
Esta es una de las heridas infantiles estudiadas por Lisa Bordeau; se manifiesta como una marca originada a partir de una o varias experiencias intensas o traumáticas de la niñez. Son situaciones que, debido a su fuerte carga, no fuimos capaces de elaborar de forma adecuada.
Aunque se originan en la infancia, nos acompañan más allá de ella. Tener una vivencia emocional dolorosa es comparable a sufrir una lesión en el alma. Se trata de una cicatriz emocional profunda que perdura en el tiempo e influye en las decisiones que tomamos en la etapa adulta, a menudo resultando en consecuencias negativas para nosotros.
En el caso del daño por abandono, surge cuando un niño siente que lo dejaron solo o desatendido, ya sea a nivel físico o afectivo. Es importante destacar que puede estar relacionada con un abandono real y objetivo o ser producto de una interpretación subjetiva.
Otros autores sostienen que esta herida puede producirse en la adultez, a partir de situaciones como rupturas traumáticas de pareja, experiencias de exclusión o rechazo social y pérdidas de seres queridos.
Señales del abandono en la infancia
Si bien cada persona con abandono emocional en la infancia es única, es frecuente que compartan patrones en respuesta a esta experiencia que se prolonga hasta la adultez. Son individuos que, en general, manifiestan señales como las siguientes:
- Desarrollan vínculos de dependencia emocional.
- Buscan de manera excesiva la aprobación externa.
- Experimentan problemas de autoestima y autoconfianza.
- Sienten un profundo desamparo y falta de merecimiento.
- Tienden a renunciar a proyectos personales antes de tiempo.
- Muestran desconfianza y dificultad para abrirse emocionalmente con los demás
- Sabotean sus relaciones, finalizándolas sin motivo claro, por miedo a sentir la angustia del abandono.
- Evidencian tendencias autodestructivas, boicoteando sus propias oportunidades de éxito o felicidad.
- Suelen ser demasiado complacientes con el resto y les cuesta mucho trabajo establecer límites, incluso a expensas del propio bienestar.
Consecuencias del abandono emocional: máscara de dependencia
De acuerdo a un trabajo publicado en Revista de Psicología, si alguien vive esta herida afectiva, se produce como consecuencia una alteración en su afectividad y es probable que crezca pensando que no vale la pena ni merece amor. Esto lleva a sentirse vulnerable y a desarrollar tendencias como la ansiedad por el abandono.
Atendiendo las ideas de Bordeau, las personas crean una «máscara» en respuesta a cada una de las heridas emocionales, con la intención de protegerse cuando esa lesión resurge en el presente. Sin embargo, esa protección tiende a ser una ilusión.
La máscara de aquellos que cargan con la herida de ser abandonados es la dependencia emocional. Debido a que su mayor miedo es la soledad, se aferran con desesperación a otros para evitar la angustia del abandono. No obstante, y a pesar de sus esfuerzos, nunca sienten que reciben suficiente amor o atención, alimentando una necesidad emocional insaciable y aumentando la dependencia.
Aunque resulte paradójico, también pueden aislarse y evitar la cercanía con los demás en un intento de reducir al mínimo cualquier posibilidad de abandono. De esta manera, se convierten en arquitectos de su propia soledad.
¿Cómo sanar la herida del abandono?
Manejar las secuelas del abandono no es sencillo, pero tampoco imposible. Para empezar, es fundamental comprender que esto no significa borrar tu pasado, sino evitar que te continúe afectando. Es importante que te des permiso para sentir sin juzgarte ni culparte. Aquí la regla es ser tu propio aliado, no tu peor crítico.
Eso sí: necesitas mirar de frente esos miedos que acechan en las sombras y desafiar esas creencias que tal vez te frenan. Veamos algunas estrategias psicológicas que pueden ayudarte en el proceso.
1. Tomar conciencia y aceptar la herida
El camino hacia la curación comienza con la conciencia. Reconocer la herida como parte de tu historia quizás resulta desafiante y doloroso. Sin embargo, también es un paso imprescindible para sanar.
No se trata de definirte por ella o creer que determinará tu futuro, más bien, significa comprender que, al hacerte cargo, tienes el poder de influir en cómo impacta en tu vida y cómo trabajar para repararla.
2. Fortalecer la autoconfianza
Desarrollar y potenciar la autoconfianza es clave para contrarrestar los efectos de la herida del abandono. Cuando comprendes que tu valía no depende de lo que los demás piensen de ti, sino de tu propia percepción, todo cambia.
En este sentido, trabajar en el reconocimiento de tus fortalezas y logros personales te va a ayudar a construir una base sólida para tu autoestima, disminuyendo así la vulnerabilidad ante el temor al abandono emocional.
3. Cultivar la independencia
Ser independiente no implica alejarse de las personas o tener que arreglárselas siempre solo. Significa, más bien, ser capaz de tomar decisiones sin depender de los demás en su totalidad. La clave está en encontrar ese equilibrio entre ser autosuficiente y saber pedir ayuda cuando la necesitas.
4. Perder el miedo a decir que «no»
¿Cuántas veces ignoras tus necesidades solo para no incomodar a los demás? ¿Con qué frecuencia pasas por alto tus deseos mientras colocas los del resto en primer plano?
Una de las estrategias que deberías considerar para reparar el abandono emocional es empezar a establecer límites en tus relaciones. Al comunicar lo que quieres y necesitas de manera asertiva, das pasos importantes para construir vínculos más equitativos y satisfactorios.
5. Revalorizar la soledad
Aprender a disfrutar de momentos a solas puede transformar la percepción de la soledad, convirtiéndola en una experiencia enriquecedora o, al menos, en algo que no es tan catastrófico como podría parecer.
Cuando eres capaz de disfrutar de tu propia compañía, no necesitas aferrarte a personas o situaciones para evitar sentirte solo/a. No es necesario aislarte y apartarte del mundo. Revalorizar la soledad consiste en dejar de verla como un monstruo aterrador.
El valor de la terapia para el proceso de sanación
Es innegable que la psicoterapia juega un papel muy importante a la hora de sanar heridas emocionales. Existen diversos enfoques clínicos que resultan valiosos en estas circunstancias, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), la terapia de aceptación y compromiso (ACT) y la terapia EMDR, reconocida por su eficacia en el tratamiento del trauma.
Más allá del tipo de abordaje, un psicólogo competente y capacitado brinda un espacio seguro para explorar cómo te afecta la herida del abandono y ofrece herramientas específicas para enfrentar los desafíos asociados a ella.
No tienes que recorrer este camino en solitario. Si lo encuentras necesario, busca la ayuda de un terapeuta y aprovecha la oportunidad de expresar de forma abierta tus emociones, miedos y pensamientos.
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