Europa está estudiando ofertas finales sobre la puesta en marcha de una nueva red satelital. El proyecto considera una inversión de 6.550 millones de dólares para el lanzamiento de cerca de 170 satélites. La iniciativa está pensada para brindar soporte a las comunicaciones de los gobiernos de la Unión Europea y para hacerle frente a la influencia cada vez mayor de redes privadas como la de Starlink, propiedad de Elon Musk.
La nueva constelación de satélites llamada IRIS2 —Infraestructura para la Resiliencia, la Interconectividad y la Seguridad por Satélite— recibió el visto bueno de las autoridades europeas a finales del 2022. Este viernes, la Agencia Espacial Europea dijo que ya estaba buscando las ofertas finales para desarrollar el sistema.
Por ahora, la única postulación para el contrato principal de IRIS² fue enviada por un consorcio formado por Airbus, Hispasat y SES, Eutelsat y Thales Alenia Space. La implementación de la constelación de satélites está pensada de manera escalonada, comenzando en 2024 y logrando una capacidad operativa total en 2027.
La Comisión Europea ha explicado que existe un desajuste entre las necesidades gubernamentales y las soluciones disponibles en la región sobre servicios de comunicaciones por satélite. De acuerdo con un comunicado publicado en febrero, Europa quiere procurar un sistema «seguro, fiable y diverso» y no depender de «terceros países».
La nueva red de satélites de Europa frente a la influencia de Elon Musk
La guerra en Ucrania dejó en claro el argumento central de la preocupación de Europa. La red de satélites Starlink, filial de la aeroespacial SpaceX, ha sido la columna vertebral de las comunicaciones ucranianas durante gran parte de la guerra con Rusia. Y le ha permitido a Elon Musk ejercer una posición privilegiada en el conflicto.
En septiembre trascendió que Musk había cortado el servicio de internet por satélite de Starlink a los drones submarinos ucranianos. Lo hizo de manera unilateral, justo cuando lanzaban un ataque a la flota rusa en el Mar Negro.
La biografía del Musk publicada por Walter Isaacson cuenta cómo altos funcionarios de Ucrania le rogaron al multimillonario que restableciera el servicio. También confirma que el también dueño de X (Twitter) ha sostenido conversaciones de alto nivel con funcionarios de Rusia y Estados Unidos durante la crisis.
SpaceX ha proporcionado millones de dólares a los ucranianos en terminales satelitales. Y el mes pasado, logró un acuerdo con el gobierno israelí para llevar su influencia a la franja de Gaza. Israel calificó el convenio como «vital» para la lucha contra Hamás.
El riesgo de quedar obsoleto
El alcance del sistema satelital de Starlink es impresionante: ya tiene más de 4.800 satélites en la órbita terrestre baja. Tiene capacidad para operar en zonas recónditas y ya ofrece internet satelital a más de un millón de usuarios en cerca de 33 países. El objetivo de Elon Musk, de acuerdo con las autorizaciones que ha solicitado su compañía, es tener en órbita más de 30.000 satélites.
Jeff Bezos, fundador de Amazon, también planea lanzar más de 3.000 satélites en los próximos años para ofrecer conexión a internet satelital de banda ancha. Ya lanzó un par de prototipos este año, en el marco del Proyecto Kuiper.
Europa intenta ponerse al día, pero su constelación de satélite corre el riesgo de queda obsoleta, incluso antes de su lanzamiento. «A pesar de toda la promesa de IRIS², le falta un componente crucial: la inteligencia artificial», destacan Denis Mercier, ex jefe de la fuerza aérea francesa, y Marc Fontaine, ex ejecutivo de Airbus, en un artículo publicado en Politico la semana pasada.
Cuando se lanzó originalmente el programa, la inteligencia artificial todavía se consideraba una tecnología algo futurista, dicen los expertos. Dos o tres años después, está lista para implementarse prácticamente en todas partes. La inteligencia artificial será clave para garantizar el funcionamiento, la precisión y la seguridad del sistema de satélite europeo, apuntan Mercier y Fontaine.
Mercier y Fonaine están vinculados con la empresa alemana de inteligencia artificial de defensa Helsing, que se especializa en ofrecer software. «¿Podrán la UE y sus contratistas adaptar el programa?», se preguntan. Un vocero de la Comisión Europea dijo a Reuters que ya estaba actuando al respecto para considerar la integración de la inteligencia artificial. La gran duda, sin embargo, es si la burocracia podrá seguirle el ritmo a la necesidad actual.
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