Resulta que nadie puede competir con el Twitter de Elon Musk
Aproximadamente tres semanas después de que Elon Musk comprara Twitter en octubre de 2022, empezó a ser tendencia #RIPTwitter. Musk había reducido drásticamente el personal, y más empleados renunciaron cuando él les dio un ultimátum: trabajar “a tope” o marcharse. Con la plataforma al borde del abismo, sus usuarios organizaron un “funeral”. Pasaron la noche despidiéndose de sus seguidores, publicando memes y rescatando los mejores y peores tuits guardados en los 16 años de historia de la plataforma. Estaban serios, emocionados y ansiosos sobre el futuro del diálogo en internet. Parecía claro que pronto surgiría un competidor.
En ese momento, Gabor Cselle, exdirector en Google y empleado de Twitter, estaba trabajando en una aplicación rival. Primero la llamó T2 y luego Pebble, con el objetivo de crear un sitio fiable y seguro para llenar el vacío dejado por Twitter.
Cselle no era el único. A medida que el panorama de la “app del pájaro” se tornaba más oscuro, nacieron varias plataformas de conversación alternativas: Narwhal, Spoutible, Spill, Post y Cohost, entre otras. En julio de 2023, Meta intentó aprovechar el momento lanzando Threads. El cofundador de Twitter, Jack Dorsey, trató de corregir lo que consideraba errores de Twitter lanzando Bluesky. (Renunció en mayo de 2024, diciendo que la plataforma estaba “repitiendo todos los errores” que había cometido Twitter).
Mientras tanto, Twitter seguía tambaleándose. Musk dijo a los anunciantes que “se fueran a la mierda”, abandonó la mayor parte de la moderación de contenidos y cambió el famoso logo del pájaro azul por una fría “X”. A finales del año pasado, The Verge publicó una serie de artículos declarando que 2023 sería recordado como “El año en que Twitter murió”.
Pero dos años después de la compra de Musk, la plataforma sigue siendo el lugar donde todo sucede. La desinformación ha alcanzado niveles alarmantes y el crecimiento se ha estancado; la firma de inteligencia de mercado Sensor Tower asegura que su número de usuarios activos diarios cayó un 28% entre octubre de 2022 y septiembre de 2024, mientras que los usuarios de Threads han crecido. Pero cuando estalla una gran noticia, como un evento deportivo importante, la decisión de un presidente en ejercicio de retirarse de la carrera, o el intento de asesinato de un expresidente, X es donde se enciende la conversación.
La mayoría de los aspirantes a rivales de Twitter no han sobrevivido. He hablado con varios fundadores sobre lo que han aprendido al tratar de competir con Musk y sobre el estado de la discusión pública en internet.
No puedes lanzar una alternativa a Twitter diciendo: «Queremos ser la nueva plaza pública»
“Creo que interpreté mal ese momento”, comenta Cselle. Él pensó que todos esos “dolientes” querían algo igual que Twitter, pero que funcionara sin problemas; un lugar sin acoso, discurso de odio ni deepfakes. “Lo que significaba realmente #RIPTwitter, en retrospectiva”, dice, era un pánico ante la posibilidad de “perder mi estatus, mis seguidores, mi cuenta y toda esta red que he construido”.
Cselle comenta que ha aprendido que en las plataformas de redes sociales “la confianza y la seguridad son valores secundarios”.
“Se vuelven importantes para ti como usuario, de manera urgente e inmediata, una vez que algo sale realmente mal”, dice. Pero también ha aprendido que la gente “no se une a un espacio nuevo que, de otro modo, está vacío solo por eso. No puedes lanzar una alternativa a Twitter diciendo: ‘Queremos ser la nueva plaza pública’”.
Pebble llegó a tener unos 20.000 usuarios registrados antes de estancarse y cerrar en noviembre de 2023. Ahora sobrevive como un servidor más pequeño en Mastodon, que alcanzó su pico con 2,5 millones de usuarios activos en diciembre de 2022, pero ha caído a unos 865.000. Cohost, creada por el Anti Software Software Club (que se describe como “una empresa de software sin ánimo de lucro que detesta la industria del software”), anunció el mes pasado que se estaba quedando sin dinero y que pasaría a ser un servicio de solo lectura a finales de año.
Cuando Post, una plataforma “creada para las noticias”, se lanzó en otoño de 2022, editores como Politico, The Boston Globe y Fortune se inscribieron, y cientos de miles de personas se unieron a la lista de espera. Fundada por el ex-CEO de Waze, Noam Bardin, y financiada en parte por Andreessen Horowitz, la idea era que la gente pudiera pagar pequeñas cantidades para leer artículos de noticias individuales en lugar de suscribirse a varios medios. “Creo que el periódico del futuro es el feed, y quiero hacerlo más civilizado para los usuarios, rentable para los editores y mejor para la sociedad”, dijo Bardin en un tuit anunciando Post. Sin embargo, cerró en abril de 2024, citando un crecimiento lento que no le dejaba camino hacia convertirse en una “plataforma significativa”.
Varias de estas plataformas alternativas de conversación nacieron de un espíritu similar, buscando solucionar el caos y la agresividad que las redes sociales tradicionales habían incentivado. Narwhal, respaldada por el Emerson Collective de Laurene Powell Jobs, se presentó como una plataforma para “discusiones productivas basadas en la buena fe”. Comenzó solo por invitación, y el diálogo se centraba en temas de actualidad que Narwhal determinaba: a veces sobre el medio ambiente, la política o la tecnología. Nicholas Thompson, CEO de The Atlantic y cofundador de Narwhal, dice que, aunque las conversaciones entre los cientos de usuarios eran sustanciales y atractivas, a Narwhal le faltaba el “toque” de Twitter. “Ese era también el precio a pagar”, comenta Thompson. “Si hubiera habido una manera de hacerlo más divertido y, a la vez, reflexivo, ese habría sido el camino al éxito”.
Después de unos meses, Narwhal cambió de rumbo para convertirse en una plataforma de IA como servicio, llamada Speakeasy AI, que buscaba habilitar un diálogo civil y atractivo en otras plataformas. Thompson asegura que el objetivo no era reemplazar a Twitter, sino reducir la toxicidad en internet. Quería construir algo que Twitter, Reddit o Facebook pudieran utilizar. La compañía no creció mucho, y en abril, la tecnología de Speakeasy fue adquirida por Amplica Labs.
Pero Thompson afirma que las conversaciones civilizadas en Narwhal le dieron esperanza. Las redes sociales se están fragmentando, aunque sea una filtración y no una inundación. Esto da a las personas oportunidades para encontrar distintas comunidades o usos para las plataformas sociales. Una plataforma como X o una grande como TikTok tiene sus ventajas, y pueden convertirse en un centro abarrotado para el debate, pero los usuarios quedan a merced de los caprichos de su CEO. “Quien controla una gran plataforma de redes sociales tiene muchísimo poder”, explica Thompson. Hace unos días, Musk compartió una imagen editada para mostrar un artículo de The Atlantic con el titular “Trump es literalmente Hitler”. La publicación suma más de 25 millones de vistas. Musk no ha eliminado el tuit, aunque una nota de la comunidad aclara que el titular es falso.
Algunos de los destinos alternativos de los antiguos usuarios de Twitter siguen creciendo. Spill, una plataforma social de propiedad negra, ha sido descargada más de medio millón de veces. Al igual que otras alternativas a Twitter, pretende resolver los problemas del discurso de odio en las grandes plataformas. Pero su propósito es más grande: su cofundador Alphonzo Terrell explica que, aunque la app está abierta a todos, su objetivo es dar visibilidad a comunidades minoritarias, como la negra y la LGBTQ+, y protegerlas del acoso y el odio. Spill ha recaudado casi cinco millones de dólares en fondos iniciales, con la reciente inversión de la actriz Kerry Washington.
Spill utiliza modelos de lenguaje y algoritmos de IA para la moderación de contenido, según Terrell. Al igual que Narwhal, su algoritmo recompensa las publicaciones positivas. Sin embargo, aún hay espacio para el debate político: cuando el presidente Joe Biden anunció este verano que no buscaría la reelección y la vicepresidenta Kamala Harris se convirtió en la probable candidata demócrata, Spill experimentó un auge de actividad, cuenta Terrell. Las mujeres negras en la plataforma, en particular, debatieron sobre cómo prepararse para una oleada de racismo y misoginia ante el ascenso de Harris. Es una conversación política más matizada que la que podría ser tendencia en algo como X, pero funcionó en Spill. “La gente no necesita cambiar de registro en Spill”, explica Terrell.
La carrera por convertirse en el próximo Twitter se ha frenado, aunque sigue existiendo la posibilidad de que alguna alternativa sea lo suficientemente popular como para reemplazarlo. Threads tiene el potencial de atraer a los anunciantes, pero culturalmente no ha demostrado ser el “asesino de Twitter” que muchos pensaban que sería. Muchas de estas apps, enfocadas en la seguridad de las marcas o en las noticias, tienden a sentirse más como una tarea que como un espacio de ocio, aunque Spill pueda ser la excepción por ahora.
Llevo en Twitter desde 2010. Recientemente, lo he encontrado menos útil para mi trabajo como periodista, pero aún sigo husmeando en la red social. A principios de este mes, cuando mis queridos Phillies de la MLB de béisbol perdieron sus posibilidades de llegar a los playoffs, acudí a X. El algoritmo sabía que me importaba; sabía que quería compartir la decepción con otros aficionados, mirar memes y ver una y otra vez los mejores momentos del único partido en el que el equipo jugó bien, cosa que seguiré haciendo hasta el día de la inauguración de la temporada en 2025. No estaba participando en un diálogo elevado y reflexivo, ni difundiendo desinformación o discursos de odio. Estaba haciendo algo intermedio: algo catártico. Justo lo que buscaba.