Estilo de Vida 

De la filantropía a la organización de bodas: la nueva vida de los empleados de Intel tras salir de un gigante en apuros

Cuando buscan un organizador de bodas, la mayoría de las parejas no comprueban si tiene un doctorado. Pero las novias de Portland (Oregón, Estados Unidos) están a punto de tener esa opción.

Shi Choong obtuvo su doctorado en Química Analítica en 2018, y durante los últimos seis años y medio ha trabajado en Intel mejorando los procesos y la formación de la fábrica de Oregón, donde se producen los chips de Intel. Ella es uno de los miles de empleados que de Intel que han aceptado recientemente las indemnizaciones por despido que la empresa puso a su disposición antes de una ronda de 15.000 despidos y adquisiciones prevista desde hace tiempo, que ha comenzado este mes.

Tras años de despidos, adquisiciones e incluso un recorte salarial temporal, muchos empleados han pensado en lo que podrían hacer después de su salida de Intel. Su indemnización por despido, que al parecer incluye cinco semanas de sueldo por cada año de antigüedad hasta un total de 19 meses, ha empujado a algunos a dar el salto.

Aunque muchos antiguos empleados de Intel se muestran inquietos ante la incertidumbre del mercado laboral, varios de los que han abandonado la compañía tecnológica se están labrando una vida completamente nueva, totalmente alejada de la vida empresarial.

Choong lleva tres años coordinando bodas y ejerciendo de modelo fuera de su horario de trabajo en Intel. Su especialidad son las bodas no tradicionales y de temática muy variada. Este tipo de frikismo suele ir de la mano de la concentración de talento tecnológico en lugares como la bahía de San Francisco o Portland. Ella entendió la indemnización como una oportunidad y una señal para dedicarse a tiempo completo a su segunda profesión.

«Para mí, es como si se hubiera adelantado la Navidad. Es un deseo hecho realidad», explica Choong a Business Insider.

BI ha hablado con tres antiguos empleados de Intel que están aprovechando los tiempos difíciles que atraviesa la empresa para dar un giro a sus vidas.

Algunos veteranos de Intel han decidido irse por su cuenta

«Me siento genial», dice Javier Apostol a BI desde el balcón de un complejo turístico junto a la playa en Puerto Vallarta, México, dos semanas después de su último día como director de ingeniería de aplicaciones de software en Intel.

Apostol entró en Intel en Arizona justo después de terminar sus estudios universitarios y permaneció allí casi 29 años. Intel ha sido la única empresa en la que ha trabajado en su vida adulta.

El primer trabajo de Apostol fue recoger fruta en los campos del condado de Yuma, California, junto a sus padres. Con el tiempo, su padre empezó a ocuparse de la promoción laboral de inmigrantes y luego de la fiscalidad de trabajadores y proveedores agrícolas hispanohablantes.

Cuando auditaron a uno de los clientes de su padre, Apostol, que había empezado a aprender a programar ordenadores, convirtió los registros de kilometraje escritos a mano en una tabla muy ordenada. Los agentes de Hacienda le confesaron que era la mejor que habían visto nunca, y Apostol se enganchó a los ordenadores.

Apostol entró en Intel en 1996. Dentro de la compañía, ha visto todas las fases de internet desde casi el principio. Según él, tener una visión más amplia le da perspectiva.

La situación de Intel no es una gran tragedia, según Apostol.

«El mundo está cambiando y eso es bueno. Intel acabará encontrando su sitio, donde deba estar», afirma. Después de unas vacaciones, Apostol va a seguir dedicándose a los semiconductores, pero él y algunos compañeros van a emprender un camino más emprendedora.

Aunque Intel ha pasado apuros para mantener su posición de vanguardia, Apostol afirma que en el sector de los semiconductores se abre una ventana de creatividad que hacía mucho tiempo que no se veía, a medida que tanto los inversores como los consumidores toman conciencia del papel vital que desempeñan los chips en su vida cotidiana.

«El diseño de chips va a dispararse», afirma Apostol. Él y cinco compañeros que también han aceptado la indemnización quieren aplicar su experiencia en la consultoría de fabricación de chips para empresas e incluso países que quieran entrar en el sector.

A sus 54 años, y con sus dos hijos en la universidad y fuera de casa, tiene tiempo y energía para dar ese paso, afirma. Espera que Intel vuelva a encontrar el camino hacia una audacia similar.

«Si algo me preocupa es que Intel se vuelva complaciente y decida pensar en pequeño, que deje de perseguir el próximo gran hito», afirma Apostol.

Convertir una buena vida en una buena jubilación

Sumit Guha, antiguo director de Transferencia de Tecnología de Intel, también está fundando una nueva empresa, pero con fines más altruistas.

Durante sus 24 años en Intel, Guha empleó su tiempo libre en desarrollar una estrategia de gestión del patrimonio basada en la filosofía de Warren Buffett.

A lo largo de los años ha compartido su estrategia con amigos y compañeros, pero no fue hasta que a su madre, de 86 años, le vendieron una póliza de seguros fraudulenta cuando se planteó ampliar sus esfuerzos. Batalló durante dos años para recuperar su dinero, y no era la primera vez que sus padres eran víctimas de proveedores financieros dudosos.

«Mi objetivo es enseñar a los mayores a detectar el fraude financiero. Yo mismo he sido testigo de ello. Las personas mayores son una presa fácil», resume Guha. Tiene previsto empezar pronto a estudiar para convertirse en planificador financiero certificado, con el objetivo de prestar servicios fiscales gratuitos a los mayores y, con el tiempo, poner en marcha una organización sin ánimo de lucro que les ayude a gestionar y hacer crecer sus finanzas.

A medida que Guha, de 60 años, se acerca a la edad de jubilación, le preocupa cada vez más el estado de las cuentas de jubilación de sus colegas. Según estimaciones de la Asociación Americana de Personas Mayores (AARP), el 20% de los estadounidenses de más de 50 años carece por completo de ahorros para la jubilación.

Intel sigue ofreciendo algunas de las ventajas que gran parte del mundo tecnológico ha rechazado durante mucho tiempo. Por ejemplo, uno de los beneficios que se han reducido en la actual era de recortes es la ampliación de los plazos de los años sabáticos remunerados. Pero para Guha, algunos de sus beneficios por longevidad en Intel han entrado en vigor recientemente, y la empresa ha acelerado la concesión de acciones prevista para diciembre como «agradecimiento» por soportar los recortes salariales de 2023 para quienes se acogieron a la opción de compra.

«Para mí es un regalo poder hacerlo ahora», afirma Guha. Tiene previsto ofrecer servicios fiscales, concienciación sobre el fraude financiero y asesoramiento sobre inversiones con el objetivo de ayudar a los estadounidenses a lograr una jubilación segura y cómoda, aunque hayan empezado a ahorrar tarde.

Lecciones aprendidas en Intel

Aunque varios de los empleados que abandonan Intel expresan cierta frustración con el estado actual de la empresa, siguen creyendo que puede tener éxito. Y se llevan consigo algunos de los valores y habilidades que aprendieron allí. La empresa siempre ha valorado la formación continua, afirma Apostol.

Choong dice que muchas de las habilidades que aprendió en Intel se trasladarán a su nueva vida. Los ingenieros son organizados y saben enfrentarse a la complejidad, como la que conlleva una boda que empieza con ropa formal y acaba con todos los invitados vestidos con monos de animales, por ejemplo.

Choong también ha aprendido a hablar con franqueza en Intel, sobre todo cuando se formaba en las fábricas. Esto resulta muy útil cuando hay que tratar con proveedores de bodas poco fiables.

«He crecido muchísimo. Antes me echaba a llorar en la oficina porque alguien me había gritado. Ahora no tengo miedo», sentencia Choong.

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