No es raro ver en redes sociales a personas que señalan que no se fiarían de psicólogos con problemas de salud mental. O que esto les resulta contraintuitivo, como un nutricionista con desórdenes alimentarios. Curiosamente, a esas personas no les resulta poco fiable o contraintuitivo que haya médicos con cáncer o dentistas que necesiten sacarse una muela del juicio. ¿Los psicólogos deberían ser invencibles? ¿Se supone que deben tener todas las respuestas posibles para atajar sus posibles problemas de salud mental?
Los estudios no dicen eso. Precisamente, la psicología, en la mayoría de sus especialidades, es una profesión que implica mucho estrés laboral y tensión. Muchos psicólogos escuchan a diario historias muy duras y, si bien conocen las herramientas para distanciarse de estos casos sin que afecte a la terapia, a veces es complicado. O, incluso si lo hacen, pueden caer poco a poco en el burnout.
En definitiva, los psicólogos también van al psicólogo, del mismo modo que los médicos van al médico y los dentistas al dentista. Eso no les hace peores en su trabajo, como bien hemos podido ver en Hipertextual al hablar con varios de estos profesionales sobre su salud mental.
El tabú de la salud mental también alcanza a los psicólogos
Elisa (nombre ficticio) no había empezado aún la carrera de psicología cuando sus padres se divorciaron. La situación le provocó un malestar por el que empezó a ir a terapia. Hoy en día es orientadora laboral, aunque ha ejercido como psicóloga en otros ámbitos y de nuevo ha vuelto al psicólogo para tratar un problema de acoso laboral.
Mercedes era muy pequeña cuando sus padres la llevaron al psicólogo a causa de una enuresis nocturna. Actualmente es psicóloga sanitaria y de emergencias y ha ido varias veces a terapia cuando ha considerado que no tenía herramientas para manejar alguna situación o, aun teniéndolas, le estaba costando.
Franci fue a terapia de pequeño por el mismo motivo que Mercedes. Para él fue muy beneficioso y cuenta que le quedó grabado que a través de un trabajo que no fuese médico se pudiesen solucionar ciertos aspectos. Después, una vez que ya había comenzado la carrera, sufrió algunos episodios de agorafobia, por los que volvió de nuevo a terapia. Actualmente es psicólogo especialista en catástrofes y emergencias y en psicopatología infantojuvenil y trabaja en protección de menores. No ha vuelto a ir a terapia, pero sí acudió cuando lo vio necesario a un psiquiatra para trabajar un episodio de depresión junto a las herramientas psicológicas de las que dispone.
Edgar también nos cuenta que fue a terapia varias veces de pequeño, aunque no considere que fuese realmente útil hasta los 18 años, cuando fue por voluntad propia. Actualmente es psicólogo forense y ha tenido que ir a terapia una vez, con la carrera recién terminada.
En el caso de Laura, ya había empezado la carrera cuando fue por primera vez al psicólogo para aprender a manejar la ansiedad. Hoy en día, como sexóloga y psicóloga especializada en violencia de género, no ha vuelto a ir al psicólogo, pero no descarta hacerlo próximamente. Los motivos son varios; pero, desde luego, las situaciones personales tan duras que ve en su trabajo son una de las causas por las que considera que debería hacerlo.
Cada vez más jóvenes van al psicólogo
Ninguno de ellos considera que esas visitas al psicólogo influyesen a la hora de elegir profesión. No obstante, no puede descartarse que en el futuro esta concepción cambie. La decisión de ir al psicólogo ha sido un tabú durante muchísimo tiempo. Si necesitabas terapia es que habías perdido la cabeza. Nada más lejos de la realidad, pero esa era la concepción de muchas personas.
Gracias a la divulgación que se ha hecho para acabar este estigma, en países como España el grupo de edad en el que más personas van al psicólogo es el de los 18-25 años. Eso significa que hay más jóvenes que acuden a terapia y que poco a poco va desapareciendo el estigma. Solo falta que esa eliminación del tabú llegue también hasta los propios psicólogos.
Psicólogos que van al psicólogo
Además de Elisa, Laura, Franci, Edgar y Mercedes, para este artículo hemos hablado con otros 4 psicólogos. Carmen es psicóloga en un centro especializado en terapia con perros. María es orientadora escolar, Encarna es psicóloga clínica y Carlos es psicólogo general sanitario.
Ni Carmen ni Carlos han ido nunca al psicólogo, pero no descartan hacerlo. En cambio, Encarna y María sí lo han hecho. No fueron antes de estudiar la carrera, pero durante su vida laboral sí que han visto esa necesidad. María señala que fue para recomponerse tras varios cambios y dudas en su vida. Añade que los psicólogos, al conocer los mecanismos que hay detrás de lo que sienten o piensan, se juzgan más, y eso hace que lo pasen mal y a veces necesiten terapia. En cuanto a Encarna, ha ido varias veces “cuando ha percibido que lo ha necesitado”.
¿Por qué es necesario?
En 2022, un equipo de científicos de varias universidades estadounidenses publicó un estudio sobre los problemas de salud mental entre los psicólogos. En él participaron tanto estudiantes como profesores y otros psicólogos adscritos a los programas de doctorado de sus centros. Al preguntarles sobre su salud mental, vieron que el 80% de ellos habían tenido problemas en este ámbito a lo largo de su vida. Además, el 48% tenía algún diagnóstico, entre los que predominan la depresión y el trastorno de ansiedad generalizado.
No es raro que esto ocurra, ya que los psicólogos tienen una profesión muy desafiante en muchos aspectos. Según la Asociación Americana de Psicología, algunos de los aspectos fundamentales por los que la salud mental de los psicólogos se puede resentir son la responsabilidad clínica y profesional de su trabajo, el estrés o la vulnerabilidad al trauma indirecto. También destaca el desafío de gestionar la naturaleza íntima, confidencial y no recíproca de la relación con el consultante. Todo eso sin contar con la incertidumbre laboral. En muchos casos son autónomos y no cuentan con unos ingresos fijos, por lo que eso también puede ser una fuente de estrés.
Cada caso es un mundo
Estos serían aspectos generales. No obstante, cada psicólogo, por su especialidad o incluso su personalidad puede percibir otros. En el caso de Laura, por ejemplo, señala que le influye el hecho de trabajar con casos en los que existe mucha violencia. Algo muy parecido pasa con Edgar, quien recuerda que su trabajo como psicólogo forense implica historias muy duras de abuso, maltrato o violencia.
En la misma línea va la respuesta de Mercedes, que añade que un trabajo en el que se escucha tanto sufrimiento puede afectar mucho a la salud mental.
Franci también insiste mucho en este aspecto: “Yo por mi especialidad trabajo con suicidios, homicidios, accidentes múltiples… y ese tipo de cosas te dejan tocado”.
Por otro lado, no podemos olvidar el hecho de que no todo está en la mano del psicólogo y eso, a veces, puede ser frustrante. Lo explica Carlos. “Hay casos en los que te gustaría cambiar todo y ayudar a la persona pero lo que necesita no es terapia sino cambios de su contexto, como encontrar trabajo, salir de una relación de maltrato, etc.”
Los psicólogos también son personas
Elisa nos cuenta que las circunstancias personales de cada psicólogo influyen también en su salud mental. No solo son terapeutas. También son personas. De hecho, Edgar relata que en su caso el trabajo no es lo único que influye en la salud mental. “En mi caso concreto, todo ese estrés va ligado a la hipervigilancia en mis relaciones interpersonales, a rumiación y a cierta ansiedad por el futuro”.
Cuidado, que quema
Algo interesante de estas entrevistas es que la mayoría de los psicólogos consultados coinciden en mencionar la importancia de los autocuidados y el distanciamiento del trabajo fuera del horario laboral. Y es que, si esto no se hace, se puede caer en el burnout. Este término hace referencia al desgaste profesional por el que se pueden sentir síntomas como agotamiento mental, irritabilidad, desmotivación o incapacidad para afrontar nuevos retos. Te sientes quemado.
“Es importante ser constante en notar tu velocímetro (autoconciencia y autoobservación) frecuentemente, practicar el autocuidado de forma frecuente, y tener válvulas de escape”, relata Mercedes. “Cada persona es un mundo, pero puedes sentir irritabilidad, tristeza, cansancio mental, desmotivación y otras manifestaciones relacionadas con el burnout”.
Carlos también lo tiene claro. “Otra cosa importante es cuidarse y saber desconectar del trabajo, no te puedes llevar todas las consultas a lo personal porque acabas quemado”.
Laura habla de síntomas que van “desde una hipersensibilización hasta una insensibilización, por habituación, a los temas con los que solemos trabajar”. También incluye “dificultades para separar el trabajo de la vida personal o incluso que los casos trabajados en terapia actúen como disparadores por tocar de cerca situaciones dolorosas para el o la terapeuta”. De nuevo, queda patente que los psicólogos también son personas.
Elisa, al hablar sobre los síntomas más comunes cuando se resiente la salud mental del psicólogo, hace referencia directa al burnout. Y Encarna se refiere de nuevo al autocuidado y añade a modo de broma una reflexión que solía hacer una de sus profesoras de la carrera. “Cuando te empiezan a caer mal los pacientes, es que necesitas un descanso. Tener un espacio terapéutico para hablar de estos síntomas de cansancio, es muy conveniente”.
El doble estigma de los psicólogos
Afortunadamente, acudir a terapia ya no está tan estigmatizado como lo estaba hace unos años. Sin embargo, para los psicólogos sí que lo sigue estando. Hemos preguntado a todos los participantes en este artículo qué le dirían a alguien que opina que un psicólogo que va al psicólogo no es de fiar y sus contundentes respuestas no dejan lugar a dudas.
Yo diría que me fío menos de un psicólogo que se niegue en rotundo a la posibilidad de necesitar terapia en algún momento. ¿Qué tipo de imagen tiene de la psicología un psicólogo que no cree que a él pueda serle útil? Aunque no estoy de acuerdo con ese mantra de «todos deberíamos ir al psicólogo», creo que sí es cierto que todo el que lo necesite debería poder hacerlo sin sentirse mal y sin que le juzguen. Y ahí entran absolutamente todas las profesiones.
Laura
Creo que quién dice eso no entiende la psicología. Y no está mal. Es normal que así sea con la imagen coloquial que tenemos como profesionales. Todo el mundo puede encontrarse en situación de necesitar a uno (¡y no sólo en terapia!) para uno mismo o para otra persona a su cargo. Los profesionales de la psicología no somos ajenos a las ventajas que nuestra profesión nos puede aportar.
Edgar
A mi me gusta la metáfora del entrenamiento físico, porque es similar al entrenamiento mental. Por tanto, al igual que mucha gente busca a un entrenador personal en una disciplina deportiva, aunque sepa realizar ese deporte para mejorar y llegar a su máximo nivel, no veo por qué desconfiar de un psicólogo que acude a otro psicólogo.
Carmen
Yo llevo respondiendo esta pregunta 20 años y siempre respondo con otra pregunta: ¿Tú irías a un cardiólogo que en un momento dado pueda necesitar ir a un cardiólogo? La respuesta creo que es obvia.
Franci
Diría dos cosas. La primera es que lo mismo que los médicos necesitan ir al médico, los psicólogos a veces necesitamos ir al psicólogo. Esta creencia tiene mucho que ver con la concepción que se tiene de lo que es ir al psicólogo. No hay nada malo ni raro en ello. Los psicólogos dotamos de herramientas para lidiar mejor con situaciones, pensamientos y emociones complejas o desagradables, y todo ello te permite vivir una vida más plena. Y eso lo podemos necesitar cualquier persona, sea psicólogo o no. La segunda es más profunda. Varios de los mejores psicólogos que conozco, y de los que más he aprendido, han sido personas que han pasado por momentos difíciles en su vida. La frase “nadie conoce mejor el infierno que quien lo ha transitado” define muy bien la situación.
Mercedes
Diría que todos necesitamos o podemos necesitar ayuda. Y que juzgar eso así es como decir que un médico no se pondrá enfermo.
María
Les diría que a todas las personas nos puede resultar útil el acompañamiento profesional en algún momento de nuestra vida y que, en caso de necesitarlo, recurrir a ello influirá positivamente en un mejor ejercicio profesional.
Elisa
Les diría que ese pensamiento es absurdo. Otras personas piensan justo lo contrario, que no se fiarían de un profesional que nunca haya experimentado ningún malestar. Buscar ayuda cuando lo necesitas, porque hay cosas que uno mismo puede no ver, es precisamente la actitud de autocuidado y mejora que puede hacer confiar en un profesional.
Encarna
Creo que lo más sencillo es hacer semejanzas con otras profesiones para entenderlo, o como dice el refrán, en casa de herrero cuchillo de palo. Un médico también enferma, a un electricista se le funde una bombilla y un camarero también le sirven cuando va a otro restaurante. No por trabajar en un ámbito estamos protegidos de problemas relacionados con nuestro ámbito laboral. Ojalá fuera tan fácil como «leerse los apuntes» pero las cosas no son así.
Carlos
Todos ellos lo tienen claro. Solo queda que los demás entendamos también que la salud mental es tan importante como la física y que, del mismo modo que una se resiente, puede hacerlo la otra. Laura lo deja muy claro al final de nuestra conversación. “Qué triste que nadie ponga en duda la importancia de la asistencia para la salud física y que a estas alturas haya que seguir haciendo malabares para justificar la importancia de cuidar la salud mental, en ocasiones con ayuda de profesionales”. Está en nuestra mano que por fin desaparezca ese estigma.
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