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¿Cómo funciona la novación de hipoteca en caso de divorcio?

Puede que hayas leído el titular de este artículo y hayas pensado: «Sé perfectamente lo que es la novación de una hipoteca, no me interesa». Aunque, probablemente, hayas dicho: «¿Qué, novación, eso qué es?». Por eso sigues leyendo. Pues haces bien, porque vamos a resolver tus dudas, enfocando el mensaje a cómo hacer una novación de hipoteca en caso de divorcio.

Para ello, obviamente, lo primero que hay que hacer es explicar qué es la novación de una hipoteca. El nombre es raro, pero la explicación realmente sencilla.

Tal y como apuntan en la web del Santander, «es cualquier cambio que se produzca en las condiciones del préstamo hipotecario en un momento posterior a la firma. En resumen, es la renegociación del préstamo con la entidad bancaria con la que se ha contratado».

¿Qué se puede cambiar en una novación hipotecaria?

En la web comentada detallan cuáles son los principales cambios que se pueden hacer en la hipoteca con una novación.

Son los siguientes:

  • La ampliación o la reducción del capital prestado.
  • La variación del plazo de amortización.
  • El cambio de las condiciones del tipo de interés.
  • La modificación del método o sistema de amortización.
  • La liberación o incorporación de nuevas garantías personales o reales.
  • El cambio de divisa en la que está formalizada la hipoteca.

Una vez alcanzado un acuerdo entre el prestatario y el acreedor, deberá llevarse a cabo la modificación del contrato de la hipoteca, que habrá que formalizar en escritura pública e inscribir en el Registro de la Propiedad, comentan.

La novación de la hipoteca implica, por tanto, una serie de gastos notariales y registrales, además de la comisión que puede cobrar el banco por llevar a cabo la novación. En el caso de una novación de hipoteca por cambio de titular estaríamos hablando de una subrogación de deudor.

¿Cómo utilizar la novación de hipoteca en caso de divorcio o separación?

En Idealista analizan cuáles son las diferentes alternativas que se pueden manejar para gestionar una hipoteca en caso de separación o divorcio. Se puede, señalan, vender la vivienda, comprar la parte restante de la casa, la extinción del condominio y la comentada novación.

En concreto, apuntan que, cuando se tiene una hipoteca sobre una vivienda y uno de los cónyuges transfiere su parte de la propiedad, deja de ser propietario, pero continúa siendo deudor hipotecario.

Esto lo hace responsable del pago de la hipoteca, respondiendo con sus bienes personales en caso de que deje de pagar. Para evitar tal circunstancia, se puede solicitar al banco que elimine al cónyuge no propietario de las obligaciones hipotecarias.

Esto se conoce como novación hipotecaria, un proceso por el cual se modifican los titulares del préstamo hipotecario, asignando como único deudor al cónyuge que retiene la propiedad de la casa.